Por qué pedimos permisos transferibles
Mitos y realidades de la intransferibilidad
Tras la reforma de los permisos en el año 2019 con la publicación del Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación, el permiso de paternidad se amplía de forma progresiva hasta llegar a 16 semanas en 2021 y siendo ambos permisos, el de la madre biológica y segundo progenitor (o progenitora) completamente intransferibles. Mientras, el permiso de la madre continúa congelado desde 1989 en 16 semanas, a pesar de las demandas de ampliación.
Con la implantación de un único permiso por nacimiento y cuidado del menor se elimina el permiso de maternidad que tenía como objetivo proteger la salud de la madre y la criatura. En otros países europeos las madres disponen de un permiso de maternidad específico (para proteger su salud) más un permiso parental (para el cuidado de la criatura), tal y como se recoge en las dos directivas europeas vigentes.
El actual permiso por cuidado se divide en seis semanas obligatorias para cada progenitor/a que deben disfrutarse a jornada completa, de forma ininterrumpida e inmediatamente después del parto y 10 semanas que se pueden disfrutar a media jornada y en periodos semanales como máximo hasta los 12 meses del hijo o hija. La madre biológica puede adelantar su permiso hasta 4 semanas antes del parto. Con la actual Ley de Familias, el padre puede adelantar su permiso 10 días antes del nacimiento.
Los argumentos para esta reforma de los permisos son:
- Fomentar la corresponsabilidad de los padres en la crianza temprana.
- Eliminar la actual discriminación que sufren las madres en el mercado laboral.
Las madres de PETRA Maternidades Feministas tenemos una visión muy diferente del impacto de los permisos iguales e intransferibles. Exponemos aquí algunos apuntes para profundizar en este tema, que tanta repercusión tiene en nuestras vidas y las de nuestras hijas e hijos:
1. No es lo mismo ser madre que ser padre
La mayoría de las madres pasamos por una serie de procesos sexuales y reproductivos: embarazo, parto, posparto, lactancia materna y puerperio por los que no pasan los padres. Igualar lo que no es igual es discriminatorio para las madres, ya que se obvian nuestros procesos sexuales, por lo tanto los permisos iguales estarían provocando una enorme discriminación. Es necesario visibilizar y proteger estas etapas sensibles y vulnerables de las mujeres a nivel social y económico.
2. El permiso de nacimiento es también un derecho del bebé
Los primeros meses de vida de un/a bebé son cruciales en su desarrollo y están intrínsecamente ligados al cuerpo materno. En PETRA Maternidades Feministas defendemos la importancia de tener en cuenta la díada madre-bebé y la exterogestación. Recientes estudios de psicología perinatal han demostrado científicamente el impacto que tiene el vínculo materno en el desarrollo cognitivo posterior del bebé. Además, es urgente tener en cuenta la importancia de los 1000 primeros días de vida.
No podemos continuar con una perspectiva adultocéntrica en todas las leyes y medidas que afectan a la infancia. Los permisos por nacimiento deberían tener una finalidad concreta: proteger a madres en el posparto, puerperio, lactancia materna y a las criaturas en su exterogestación. Las leyes deberían dar respuesta a las necesidades urgentes y reales de las familias.
3. La corresponsabilidad es cuestión de educación (y no dura 16 semanas)
Los padres tienen, no el derecho, sino la obligación de ser corresponsables en la crianza de sus hijos e hijas.
Según la lógica de los permisos iguales e intransferibles el principal campo de batalla de la corresponsabilidad son los primeros meses de un/a bebé. Nosotras pensamos que, durante estos primeros meses, el/la bebé necesita a su madre como primera figura de apego (si está disponible y quiere) y que la corresponsabilidad paterna debe durar toda la vida. Además, no se trata solo de compartir los cuidados, sino también a responsabilizarse de las tareas del hogar, reuniones de colegio, extraescolares, soporte físico y emocional, etc. Saber qué pie calza tu hija también es corresponsabilidad. Y para todo eso no hace falta un permiso específico.
4. Cuidar es un derecho, no una obligación o castigo
Los permisos iguales e intransferibles no aumentan la corresponsabilidad. Según datos del CIS posteriores a la aplicación de estos permisos, las madres seguimos invirtiendo más horas en los cuidados y en las tareas domésticas. Además, seguimos siendo nosotras quienes hacemos uso de las excedencias por cuidado sin remunerar, aún siendo un recurso que también está a disposición de los padres. Este porcentaje tampoco ha variado tras los permisos iguales e intransferibles. La corresponsabilidad se educa y no se consigue otorgando más recursos remunerados a los padres.
Además, no se puede obligar a cuidar: son intransferibles pero no son obligatorios. El tiempo que no se utilice se pierde y tampoco hay un control sobre si estos permisos se están utilizando para ejercer los cuidados. En segundo lugar, no podemos analizar los permisos como si se tratase de una penalización a los padres, porque los permisos son un derecho remunerado, no un castigo. Y como derecho remunerado se debería otorgar a quien ya realiza esa función, muchas veces de forma gratuita (principalmente las madres).
5. Las madres llevamos cuidando gratis toda la vida (y con la intransferibilidad seguimos haciéndolo)
Cuando se trata de cuidar gratis, los hombres se «olvidan» de la corresponsabilidad. En el año 2023 un 84% de excedencias fueron solicitadas por mujeres. Además, las mujeres solicitamos un 92,9% de reducciones de jornada por cuidado, rompiendo con la lógica de los permisos iguales e intransferibles.
La realidad es que muchas madres queremos estar presentes y, ante un permiso de maternidad tan escaso, nos vemos obligadas a maternar de forma precaria con excedencias no remuneradas o reducciones de jornada (solicitadas por las madres en un altísimo porcentaje respecto a los padres). Además vemos cómo los hombres tienden a fraccionar de forma mayoritaria el permiso porque su presencia no es imprescindible para las criaturas durante los primeros meses de vida, ni pasan por procesos que necesitan protección. Sin embargo, las madres, necesitamos recuperarnos del parto, proteger nuestro puerperio, la díada madre-bebé y amamantar.
También es diferente la duración media de las prestaciones y los padres solo usan de media 13 de las 16 semanas de permiso, adaptando en muchos casos la duración y los períodos a las exigencias laborales. En ocasiones, las madres nos vemos obligadas a abandonar el empleo por la ausencia de derechos dignos. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre, 581.800 mujeres estuvieron inactivas por tener que ocuparse del cuidado de niños o adultos enfermos, incapacitados o mayores; frente a sólo 54.200 hombres, menos del 10%.
Exigimos más derechos para maternar de forma digna.
6. Muchas madres preferimos estar con nuestras criaturas de 16 semanas antes que reincorporarnos al trabajo asalariado
Queremos recordar que 16 semanas no son ni cuatro meses. Somos muchas las madres que queremos más tiempo para maternar y no incorporarnos al empleo en plena exterogestación y con los pechos llenos de leche.
Deseamos maternar, pero con derechos y recursos. Estamos hartas de que nos digan que perpetuamos el rol de cuidadoras, que cuidamos por imposición o porque estamos sometidas a una ideología patriarcal de maternidad intensiva. Es una actitud muy paternalista. Un argumento que utilizan para la intransferibilidad es que si los permisos son transferibles, las madres cogen más tiempo (como si fuese negativo hacer uso de un derecho). Pero no parecen plantearse el motivo: necesitamos con urgencia permisos amplios, que mínimo cubran el primer año de la criatura (como es nuestra propuesta).
La lucha feminista no debería centrarse en escapar de los cuidados, sino en su revalorización, incluso por encima de otras actividades, porque sostienen la vida.
7. Las empresas no solo nos discriminan por ser madres, sino por ser mujeres
El segundo argumento que utilizan para la igualación e intransferibilidad de los permisos es que así las empresas no van a discriminarnos. Pero la realidad es que las empresas nos discriminan por ser mujeres (incluso aunque no estemos en edad de procrear o hayamos decidido no ser madres).
Tenemos los empleos más precarios y peor remunerados porque en un sistema patriarcal todas las actividades realizadas por las mujeres siempre tendrán menos valor y serán más precarias, incluida el empleo y, por supuesto, los cuidados. Por ese motivo pensamos que si las empresas nos discriminan se debe poner más control sobre las empresas, no reducir los derechos de las madres, otorgándonos menos tiempo de permiso. Se debe penalizar a quien discrimina: las empresas.
Se nos hace responsables de nuestra propia discriminación. Exigimos más controles sobre las empresas, un cambio radical en el sistema laboral y medidas efectivas reales como las que defendemos en nuestras propuestas políticas.
8. La intransferibilidad está diseñada para un solo modelo de familia: biparental de padre y madre
La Ley de permisos iguales e intransferibles sólo está pensada para un modelo de familia biparental de padre y madre porque lo que se pretende es la corresponsabilidad de los padres. Pero, ¿y si la familia está formada por dos madres? ¿Y si es una familia monomarental? Actualmente las familias monomarentales están discriminadas por esta ley, otorgándoles tan solo la mitad de tiempo de permiso. También se ha reducido en una semana el tiempo de permiso que tenían las madres con embarazo múltiple o bebés con discapacidad.
9. En la transferibilidad cabe el modelo intransferible; en la intransferible no cabe ninguna otra opción.
Con la transferibilidad, la pareja puede repartir el tiempo de permisos como mejor le convenga, incluido el reparto al 50% si así se desea. Sin embargo, la intransferibilidad niega, de forma paternalista, la capacidad de elegir de las familias, y obvia la agencia de las madres y su necesidad de tomar más tiempo de permiso si así lo deciden o necesitan. Tampoco reconoce la diversidad familiar.
10. Demandamos permisos transferibles porque es el modelo que demandan las familias y es similar al de la mayoría de países europeos
La mayoría de países europeos cuentan con permisos parentales amplios totalmente o parcialmente transferibles. Nosotras demandamos la ampliación de los permisos hasta el año y que la mayor parte sea transferible para que cada familia se organice como necesite. La parte transferible podría repartirse entre la pareja pero estaría asignada legalmente a la madre. En las familias monomarentales también estaría asignado a la madre y podría transferirla si lo desea a una persona de su confianza.
11. Exigimos permisos transferibles porque permiten la flexibilidad que necesitamos las familias
Los estudios muestran que las familias en situación de precariedad o vulnerabilidad exigen una mayor flexibilidad en los permisos. Unos permisos intransferibles tan encorsetados no tienen en cuenta a las familias que más lo necesitan. Son por lo tanto, una medida neoliberal, que otorga recursos a quién más tiene y deja fuera las necesidades y situaciones específicas de demasiadas familias.
12. Es urgente que todos los permisos sean, además de transferibles, universales
Es urgente que la ampliación y transferibilidad vayan acompañadas de la universalidad de los permisos, porque un importante porcentaje de madres (más del 30%) no tienen acceso al permiso por nacimiento por no cumplir con los requisitos de cotización exigidos, estar en situación de desempleo, trabajar en la economía irregular, etc. Con los actuales permisos se está otorgando más recursos a los hombres con mejores empleos, dejando a muchas mujeres vulnerables en la más absoluta precariedad y haciendo que crezca, a su vez, la vergonzosa tasa de pobreza infantil de nuestro país.